jueves, 21 de abril de 2011

desastre natural

 x Fran Josué Magaña Martínez
un terremoto de grado 9 azoto el pasado 11 de marzo en Japón desatando una cadena de catástrofes, el tsunami ocurrió a tan solo 130km de la costa de nororiental de Japón con olas de 10 m, las olas llegaron hasta california, Perú y chile.
Lo que acurro en Japón las olas y el temblor causaron daños graves en las plantas nucleares, por ejemplo “Fukushima”  en la que se origino una explosión que libero gases radioactivo a la atmosfera.
 ¿Porque dicen que si la explosión de la planta nuclear es un accidente?
La respuesta es por que os japoneses no tienen una explicación de por que no pudieron detener la catástrofe por eso lo consideran un accidente.
Un reactor esta compuesto por barras de combustible radioactivo (Urano o plutonio) con el terremoto un sistema automático se paro y se detuvo la reacción en cadena haciendo que se sobre calentara y se necesita bombear agua por días para enfriarlos.
En Fukushima el terremoto y el tsunami cortaron la electricidad de las bombas de agua y dañaron las planta s de emergencia, estaba en contante riesgo se podría sobrecalentar o fundirse, generando una contaminación desastrosa.
Eso no ocurrió por que se bombeó agua de mar para enfriarlo. Esto provoco una opinión del gobierno y de la población sobre el uso de energía nuclear por la radiación que se libero a la atmósfera.


Fukushima Daiichi (central I)

-Reactor 1: No tiene daños en la estructura de contención, pero hay problemas en el interior del núcleo. La agencia Kyodo alerta (atribuyéndole la información a Tepco, la empresa propietaria de la central) que los daños afectan al 70% en las barras de combustible, lo que hace temer su fusión. No están funcionando los sistemas de refrigeración y el edificio que recubre la estructura de contención está "seriamente dañado". Se está inyectando agua de mar en la vasija del núcleo, en el conducto de ventilación y en la estructura de contención.

No se tiene información sobre su piscina de combustible usado.

-Reactor 2: También ha sufrido daños en el núcleo (en el 30%, según Kyodo). Se "sospecha" que tiene también dañada la estructura de contención, por lo que podría estar escapándose vapor radiactivo. Sin embargo, el edificio exterior del redactor solo está "ligeramente dañado". Tampoco están funcionando los sistemas de refrigeración y se le está inyectando agua de mar en la vasija del núcleo. También se está preparando para inyectar agua en el conducto de ventilación, mientras se decide si se hace lo mismo en la estructura de contención.

No se tiene información sobre su piscina de combustible usado.

-Reactor 3: Dado que durante la noche ha emitido un humo blanco, se sospecha la estructura de contención está dañada, aunque el Gobierno ha dicho que es poco probable que sean daños serios. Las barras de combustible también están dañadas (no se sabe el porcentaje, pero se sabe que este reactor emplea plutonio, que es más peligroso para la salud humana en caso de fuga). Los sistemas de refrigeración no funcionan y el edificio exterior también está "seriamente dañado". Se está inyectando agua de mar en la vasija del núcleo y en el conducto de ventilación, mientras se decide si se hace también en la estructura de contención.

Se prepara una inyección de agua en su piscina de combustible gastado tras descender el nivel, para evitar que las barras viejas, más contaminantes que las que están en uso, queden al descubierto.

-Reactor 4: El miércoles se volvió a incendiar, después de que ya lo hiciera ayer, tras una explosión de hidrógeno. Su situación es algo mejor que los tres anteriores, porque el reactor no tenía combustible en el momento del terremoto y por tanto ni necesita refrigeración ni hay peligro en la vasija del núcleo o en la estructura de contención. Su edificio exterior está destruido por los dos incendios.

El mayor problema que presenta es que ha bajado mucho el nivel del agua de su piscina de combustible gastado, lo que podría ocasionar una fuga radiactiva, por lo que se prevé inyectarle agua.

-Reactor 5: también estaba en mantenimiento durante el terremoto. La temperatura en la piscina de combustible ha subido ligeramente y se le ha inyectado algo de agua, según ha informado Tepco.

-Reactor 6: Idéntica situación al reactor 5.

Fukushima Daiini (central II)

Sus cuatro reactores se detuvieron automáticamente a raíz del terremoto y están en actualmente operativos. El sistema de refrigeración alimentado por electricidad está en funcionamiento, lo que no hace necesario usar el sistema de refrigeración secundario ni la inyección de agua de mar.

Entrevista a Manuel Lozano Leyva
A.M.- Objetivamente ¿qué está más cerca? ¿Encontrar una manera de deshacerse de manera limpia de los residuos radiactivos o de explotar y almacenar eficazmente la energía renovable?
M.L.L. – Si “objetivamente” se supiera lo que usted pregunta, el debate estaría resuelto porque no habría más que planificar ese futuro. Lo que hay que afrontar es que mientras se solucionan esos problemas, la energía nuclear impide que el carbón, el gas y el petróleo sigan contaminando y empeñando la soberanía e independencia de Europa y las renovables apenas contribuyen a ello.
M.A. – ¿Dónde encontraré más radioactividad, en la chimenea de una central térmica clásica de quema de carbón o en las de una central nuclear?
M.L.L. – Siempre sorprende que la respuesta sea que contamina radiactivamente más una central de carbón que una nuclear. En la naturaleza hay muchísimos más elementos radiactivos que estables. Están en todas partes. Por ejemplo, en un plátano hay potasio 40 que sufre unas 500 desintegraciones por segundo. El carbón que se saca de las minas no se purifica y por ello lleva un montón de elementos radiactivos que se esparcen en la atmósfera cuando se quema. Son cantidades muy pequeñas, pero el humo que sale de la torre de refrigeración de una central nuclear no es más que el vapor de agua del aire que contiene. Si la central se enfría con un río, un embalse o el mar, no sale ni eso.
A.M. – Si sumamos los costes de extracción y enriquecimiento del uranio y de las infraestructuras necesarias para que funcione una central ¿sigue siendo la energía nuclear una energía barata? En este sentido, ¿un crecimiento considerable del número de centrales no convertiría el uranio en un recurso demasiado caro?
M.L.L. – Sigue siendo extraordinariamente barata por más que la inversión inicial sea muy alta contando todo lo que usted apunta, lo cual, por cierto, no suele hacerse con las fósiles y, mucho menos, con las renovables. Le aseguro que construir un molino, transportarlo a lugares inhóspitos, cimentarlos de hormigón, construir caminos y sendas y conectarlos de cables de sección enorme, también cuesta mucha energía y dinero. El uranio puede aumentar de precio, pero sepa que el 95,6% de los residuos radiactivos son uranio que no se reprocesa y extrae porque el precio del nuevo es muy bajo. Si este aumentara, se reprocesaría. También están los ciclos nodriza o criadero, que producen más combustible del que se carga en el reactor. Por otra parte está el ciclo del torio, mucho más abundante que el uranio. La producción de electricidad con energía nuclear nunca tendrá un problema de combustible.
M.A. – Existe un miedo irracional hacia las nucleares, se diría que hay quien piensa que si algo sale mal en algún reactor, se podía encontrar de pronto con el temido hongo nuclear típico de las explosiones armamentísticas asomando en su jardín trasero. Esto no podría suceder jamás ¿verdad?
M.L.L. – Eso va tan en contra de las leyes de la física como decir que un avión comercial, por despiste del piloto, puede subir tanto como para ponerse en órbita primero y llegar a la Luna después. Lo más grave que le puede pasar a una central es lo que ocurrió en Chernóbil (ni eso, porque Chernóbil no tenía edificio de contención como tienen todas las centrales europeas y casi de todo el mundo) y fue un incendio, no una explosión.
A.M. – En su libro, usted enumera algunas situaciones en las que la seguridad estaba presuntamente garantizada al 100% y el factor humano terminó por provocar una situación de riesgo. Conociendo la ambición humana, ¿no es un poco ingenuo hablar de métodos seguros al 100% por mucha seguridad pasiva que se quiera poner? (Siempre habrá algún país o alguna empresa que descuide algún detalle por determinados intereses)
M.L.L. – Cierto, eso pasa con todas las industrias, piénsese en la química o la aeronáutica. Ciñéndonos a la industria de la energía, la nuclear se ha mostrado como la más segura con creces. En España, por ejemplo, en varias décadas que llevamos produciendo energía nuclear, jamás ha habido ningún afectado, no digamos heridos o muertos. Ninguno. En el Reino Unido se dice que la central de carbón de Didcot ha producido muchísimos más muertos que Chernóbil. Si cuenta los muertos en las minas de carbón, en los incendios de al menos dos plataformas petrolíferas, los ocasionados por el petróleo, etc., la energía nuclear gana la partida de la seguridad espectacularmente.
M.A. – ¿Cree usted que un horizonte energético totalmente dependiente de fuentes verdes o renovables es factible?
M.L.L. – ¡Ojalá! Lo que me fascina es que haya quien diga que para el 2050 será así. No tienen ni idea de lo que es la historia de la ciencia y la tecnología. ¿Predijo alguien el transistor? ¿Y los teléfonos móviles o Internet? ¿Por qué predicen ésos cosas como las que usted dice? En Alemania hay instalados diez millones de metros cuadrados de paneles fotovoltaicos para generar ¡el 0,4% de la electricidad producida! ¿Se hacen extrapolaciones en base a esto o a desiderandos tecnológicos no contrastados? Es pura ideología política sin nada de consistencia científica y menos tecnológica. Decir eso contra las nucleares es, sin ambigüedad ninguna, apoyar firmemente el carbón, el gas y el petróleo.
A.M. – Teniendo en cuenta que al final se trata de mover una turbina como en una vulgar máquina de vapor, ¿no son todo este tipo de energías una antigualla? ¿No nos saldría más a cuenta invertir e investigar más en materia de nuevas energías?
M.L.L. – Claro que hay que investigar siempre, pero mientras… ¿podría usted apuntar alguna alternativa aunque sea sacada de la literatura de ciencia ficción? La más moderna, eficiente y de más amplio futuro en cuanto a variedad de diseños, es la nuclear.
M.A. – Recientemente Charles Seife, un reconocido escritor y divulgador estadounidense, ha publicado un libro totalmente pesimista sobre la posibilidad de que la fusión nuclear llegue algún día a dominarse. En su opinión deberíamos dejar de invertir dinero en proyectos como el ITER porque “siempre faltarán 50 años para que la fusión sea factible como método de generación de energía”. ¿Es usted tan pesimista como él?
M.L.L. – El pesimismo en ciencia se ha de cuantificar, si no terminamos con brindis al sol. La investigación en fusión nuclear empezó a escala nacional: cada país desarrollado, incluida España, tenía su propio programa nacional y su instalación experimental. Los resultados fueron tan prometedores que se subieron las inversiones y escalas experimentales a nivel europeo con el JET (Joint European Torus). Los resultados de este junto con los japoneses, estadounidenses, etc. siguieron siendo tan prometedores que se ha pasado al nivel internacional: el ITER. Todo dependerá de los resultados que se obtenga con este experimento. ¿Quién puede decir cuáles serán? Lo del pesimismo u otros estados sicológicos no cuenta en ciencia a menos que se busque notoriedad. Por cierto, hasta ahora no había oído nombrar al tal Seife, y le aseguro, con toda modestia, que si fuera un experto en física o tecnología nuclear seguramente tendría noticia de él.
A.M. – Sobre los residuos nucleares, es posible que aún haya espacio suficiente para dejarlos en algún rincón que no moleste. Pero la Tierra tiene un espacio limitado, ¿cuál es el límite de almacenamiento de residuos tolerable? Es decir, ¿cómo de alejada en el futuro tiene que estar la primera generación que se enfrente al problema para que no nos afecte? ¿Nuestros biznietos quizá, nuestros tataranietos? Confiar en el hallazgo de un método para desactivarlo, ¿no es una apuesta en la que arriesgan otros?
M.L.L. – Un almacén del porte de un estadio de fútbol da para almacenar todos los residuos radiactivos de Europa producidos en siglos con muchas más centrales de las que hay ahora. Ya nos gustaría que esa localización, gestión y control fuera posible para los residuos de todas, absolutamente todas las demás industrias. Le recuerdo que el dióxido de carbono permanece en la atmósfera entre mil y dos mil años. ¿Esa herencia, incluido el posible cambio climático, no le preocupa? A mí tanto que el libro está dedicado a mi nieta: lo he escrito justo y exclusivamente porque prefiero que ella pertenezca a una generación dueña de la tecnología nuclear, tan culta y europea, a que permanezca en manos de los Putin, Buteflika y jeques del petróleo de turno en un planeta ambientalmente amenazado.
M.A. – ¿De verdad que podemos confiar en que los residuos nucleares pueden “reciclarse” para su reutilización como combustible nuclear? Por otro lado ¿Qué opina de las soluciones mixtas que aúnan un reactor de fisión para la generación eléctrica y uno de fusión como destructor de los residuos generados por el primero?
M.L.L. – Lo hacen ya Francia y Japón entre otros. Aún más, la incineración por transmutación nuclear con neutrones está científicamente resuelto y tecnológicamente hay avances realmente significativos aun siendo un problema extraordinariamente complejo. La solución que usted apunta de un reactor de fusión con varios satélites de fisión hace mucho tiempo que está diseñada. A mí ese tipo de centralización de la generación de electricidad no me gusta mucho por cuestiones de poder: quien domine un complejo de esos domina mucho. Si es un estado democrático, muy bien, pero si es una dictadura o vete a saber, es casi tan preocupante como los jeques y sátrapas del gas y el petróleo que le apunté antes.

Accidente de Chernóbil

En agosto de 1986, en un informe enviado a la Agencia Internacional de Energía Atómica, se explicaban las causas del accidente en la planta de Chernóbil. Este reveló que el equipo que operaba en la central el sábado 26 de abril de 1986 se propuso realizar una prueba con la intención de aumentar la seguridad del reactor. Para ello deberían averiguar durante cuánto tiempo continuaría generando energía eléctrica la turbina de vapor después de la pérdida de suministro de energía eléctrica principal del reactor. Las bombas refrigerantes de emergencia, en caso de avería, requerían de un mínimo de potencia para ponerse en marcha (hasta que se arrancaran los generadores diésel) y los técnicos de la planta desconocían si, una vez cortada la afluencia de vapor, la inercia de la turbina podía mantener las bombas funcionando.

Para realizar este experimento, los técnicos no querían detener la reacción en cadena en el reactor para evitar un fenómeno conocido como envenenamiento por xenón. Entre los productos de fisión que se producen dentro del reactor, se encuentra el xenón, un gas muy absorbente de neutrones. Mientras el reactor está en funcionamiento de modo normal, se producen tantos neutrones que la absorción es mínima, pero cuando la potencia es muy baja o el reactor se detiene, la cantidad de Xenon aumenta e impide la reacción en cadena por unos días. El reactor se puede reiniciar cuando se desintegra el Xenon.

Los operadores insertaron las barras de control para disminuir la potencia del reactor y esta decayó hasta los 30 megavatios. Con un nivel tan bajo, los sistemas automáticos detendrían el reactor y por esta razón los operadores desconectaron el sistema de regulación de la potencia, el sistema refrigerante de emergencia del núcleo y, en general, los mecanismos de apagado automático del reactor. Estas acciones, así como la de sacar de línea el ordenador de la central que impedía las operaciones prohibidas, constituyeron graves y múltiples violaciones del Reglamento de Seguridad Nuclear de la Unión Soviética.

A 30 megavatios de potencia comienza el envenenamiento por xenón y para evitarlo aumentaron la potencia del reactor subiendo las barras de control, pero con el reactor a punto de apagarse, los operadores retiraron manualmente demasiadas barras de control. De las 170 barras de acero al boro que tenía el núcleo, las reglas de seguridad exigían que hubiera siempre un mínimo de 30 barras abajo y en esta ocasión dejaron solamente 8. Con los sistemas de emergencia desconectados, el reactor experimentó una subida de potencia extremadamente rápida que los operadores no detectaron a tiempo. A la 1:23, cuatro horas después de comenzar el experimento, algunos en la sala de control comenzaron a darse cuenta de que algo andaba mal.

Cuando quisieron bajar de nuevo las barras de control usando el botón de SCRAM de emergencia (el botón AZ-5 «Defensa de Emergencia Rápida 5»), estas no respondieron debido a que posiblemente ya estaban deformadas por el calor y las desconectaron para permitirles caer por gravedad. Se oyeron fuertes ruidos y entonces se produjo una explosión causada por la formación de una nube de hidrógeno dentro del núcleo, que hizo volar el techo de 100 toneladas del reactor provocando un incendio en la planta y una gigantesca emisión de productos de fisión a la atmósfera.


La diferencia fue que en Fukushima fue un accidente por el terremoto y el tsunami se provoco la liberación de material radiactivo y en Chernóbil quisieron hacer un experimento que se trataba de ver cuanto tiempo podría estar funcionando la bomba de agua si se fuera la electrisidad

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